“Se dice que los estudiantes, niños, jóvenes y adolescentes están abúlicos, apáticos, desinteresados, desmotivados, dormidos, irrespetuosos, indiferentes, distraídos, no tienen límites, están en otra, todo les da lo mismo, están aburridos, no tienen aspiraciones, todos les resbala, no se cuestionan nada, son superficiales, no son transgresores, no participan, no tienen valores. Estos calificativos en su mayoría son despectivos, fatalistas, amargos, malhumorados, impotentes, dignos del muro de los lamentos, incluso no llamaría la atención que se incluyeran en esta serie que son tontos, estúpidos, que no saben lo que hacen. Las formas de nombrar a los estudiantes arriba mencionadas comparten algo. En estos argumentos se supone un “estar” de los estudiantes de hoy en la Argentina, que se opondría al verdadero “ser” del estudiante. Pareciera que los estudiantes, adolescentes y jóvenes, por cuestiones biológicas, etarias, hormonales, energéticas, fónicas, oloríficas, alimentarias, deportivas, deben ser, siempre fueron y seguirán siendo de determinada manera. Claro que esta determinada manera suele ser la manera que nos agrada, un ideal. Es como si hubiera una forma, y sólo una, de ser joven y estudiante, con la cual medir a las distintas generaciones que se suceden. Algo llama poderosamente la atención: las preocupaciones acerca de la motivación, el interés y la apatía siempre van a parar del lado de los estudiantes. ¿Qué sucede con el profesor? Para nosotros ningún alimento es tan pesado para el profesor como el de los lugares comunes. El remedio para las contraseñas que la opinión diseña es la desconfianza. Cuando todos estamos de acuerdo tan rápidamente en el nombre de lo que está mal, debemos desconfiar”. (Antelo, E., págs. 101-102-103)
“Para enseñar, es preciso examinar si los estudiantes son/están abúlicos. Se dice que los alumnos –niños adolescentes y/o jóvenes están abúlicos y que hay que hacer algo. Correcto. Lo primero que hay que hacer es abandonar este argumento; los alumnos de ninguna manera están abúlicos. Un ser abúlico es aquel que está privado de su voluntad. Los adolescentes, por ejemplo –es cierto-, tienen privaciones, pero la voluntad no es algo que les falte (...).
Instrucciones para motivar, interesar, despertar a los estudiantes, en Antelo, E. (1999):Instrucciones para ser profesor, Buenos Aires, Santillana
Antelo, Estanislao: Pedagogo. Master en Educación, Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de Entre Ríos, Orientación: Teoría y Currículo.
Antelo, Estanislao: Pedagogo. Master en Educación, Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de Entre Ríos, Orientación: Teoría y Currículo.
Lic. Diana Capomagi
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